miércoles, 14 de enero de 2009

Haz todo, haz nada

El egresado es un ente postmoderno generado por la incompletitud del siglo, de la sobreproducción de información que termina botada en los vertederos ilegales de China mientras los muertos de hambre se llenan la sangre de plomo.
El egresado ha pasado años de su vida metido en una universidad, aprobando asignaturas, llendo a clases, haciendo trabajos y ensayos. Pero llega un momento en que ya no puede considerarse "estudiante". ¿Es estudiante el tesista? es cesante, vagoneta, parásito del hogar paterno, flojo, cansado descansando.
Terminan relaciones, hay replanteamientos de proyectos de vida. Surgen las adicciones más sobremodernas, como la vigorexia, la tanorexia, compra compulsiva, depresión. Hay tiempo para ello y demasiado tiempo para pensar. Si se está en una relación de pareja, se corre el peligro de amoldarse en demasía al tiempo del otro que no tiene tiempo, o lo contrario, llevar sus niveles de irritabilidad al limite de lo saludable. Si el tesista está soltero, se plantea y replantea su soltería decidiendo un dia que no quiere saber nada del sexo opuesto, que viva el celibato que mejor se concentra, y decidiendo otro día que lo peor del mundo es salir de violinista que todo el mundo está emparejado que cuando yo. El disfrute diario se vuelve inasible, porque cada actividad "complementaria" lo aleja de su cometido tesístico y le pesa en la conciencia, pero cada vez que trabaja dice qué carajos, yo debería haber estudiado secretariado.
En el hacer nada hay una especie de contemplación, que no te da tiempo cuando tienes un rol definido en la vida (una ocupación que poner en un formulario). Las mañanas de casa, las rutinas de aseo que pasaban desapercibidas; el diarioooo el timbre sonando mil veces: el cartero, el estado del agua, del gas. El teléfono, con encuestas, ofrecimientos de créditos y de planes de telefonía. El metro fuera de la hora pic, la calle desierta, el mall vacío, el grano que no te miraste en la ducha diaria de 5 minutos. Y cuando ya no queda más que mirar para afuera, comienzas a mirar hacia adentro.

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