jueves, 29 de enero de 2009

Mis malos modales preferidos

1.- Sorber la bombilla de los frapuccinos y granizados.
2.- Estirarme en la oficina, mesa, clase, etc.
3.- Abrir el refrigerador de las casas ajenas.
4.- Hacer preguntas sin sentido como ¿por qué te pones polera azul con pantalones rojos? A personas que vengo conociendo.
5.- Auto invitarme a carretes, piscinas y otros.
6.- Rascarme la nariz.
7.- Rascarme la cabeza
8.- Rascarme en general
9.- Tomar cosas para “mirarlas” sin permiso.
10.- Robarme los cds que me prestan (pero siempre aviso que me los robé)

miércoles, 28 de enero de 2009

S I E M P R E

Si (em)prendo un camino en la vida.
Si (em)presto mi vida al camino.
Si (em)presas ilusas caen en la bolsa.
Sí (em)prendo mi carrera.
Sí (em)presto mi camino a mi (del original, tú) vida.
Sí, (em)presas inútiles generan dividendos.

Siempre.
ENDO ESTO
ESAS

SIEMPRE-PARTO
SIEMPRE-GRADO
SIEMPRE-DICA
SIEM PRE SENCIA¿ o esencia?
SIEM PRE JUICIO

SIEMPRE.

martes, 27 de enero de 2009

Iniciales

Iniciales
Últimamente me he fijado en la "moda" o tendencia de firmar correos electrónicos sólo con la inicial. Algunos autores lo han hecho con sus libros: T.S Elliot, J K Rowling, JRR Tolkien, Joseph K de El progreso. Así, por ejemplo, mi prima Francisca se reduce a F; así como Felipe Bianchi a quien tuve que contactar por temas laborales, mi ex-editora de revista Paula pasó de Carolina a "C", y así. La tendencia parece reducirse a aspectos laborales.
¿De dónde viene esto?
En ciertos medios de comunicación los periodistas han de firmar con sus iniciales
MP Dunleavey es periodista del New York Times. Yo la entrevisté por mail y nunca pude averiguar su nombre completo; se lo pregunté, al parecer no entendió y no me respondió, le mandé otro mail y nunca me lo contestó. Estuve cerca de una hora en Google buscando su nombre completo, no lo encontré. Llamé al New York Times, nadie sabía su nombre verdadero.
Y entonces encontré Putas asesinas en la biblioteca de mi ya mencionada prima-casi-hermana-a-ratos-mejor-amiga. Ella es arquitecto, pero tiene más libros que yo, ha leído casi lo mismo que estudié literatura.
-¿Qué les molesta poner el nombre? Me decía una amiga. ¿Cuánto tiempo más se demora la gente en escribir su nombre completo?-
Y es que… ¿nos hemos reducido a sólo una letra?
Cuesta creerlo.
Todo se reduce.
Vengo llegando del velorio de la abuela de un muy amigo mío, de esos amigos de vida, que con entereza nos contó – a mi y a otra amiga más- que en la mañana de hoy redujeron los restos de su abuelo para hacerle espacio a su abuela. Suena lógico, es una práctica que se ha realizado en los cementerios de nuestro país desde que tengo memoria y probablemente desde mucho antes, desde que el espacio se ha reducido, desde que el tiempo se vuelve escaso.
Entonces reducimos; nuestros esfuerzos se orientan a reducir. ¿Para qué escribir el nombre? Escribamos una letra. ¿Para qué reservar todos los papeles de la universidad?
Con el sufrimiento respectivo de mi madre, conservo intactos los 23 archivadores, 3 cajas con anillados y 42 ejemplares de distintos libros que acumulé durante los 5 años que duró mi pasada por la Universidad. (O carrera, pero yo no competía con nadie, eso sí, corría bastante para no llegar tarde). En mi memoria quedaron los libros que fueron ya prestados y ya devueltos.
No es apego por mis papeles.
No es necesariamente el hecho de que constantemente los estoy consultando.
Porque nunca hice un resumen en el computador, me gustaba estudiar a mano, acalambrarme por causa de mi tendinitis, mi mano izquierda, porque soy zurda, mancharme las manos de diversos colores y aprovechar cada hoja de cuadernos viejos y cuadernillos de pruebas que encontraba. El carácter físico de mis apuntes, es prueba tangible que la letra en mis resúmenes (que no eran más que compilados de toda la materia que podía encontrar, usando mis apuntes, los libros y apuntes ajenos). Y que es mi letra, prueba que estudié. La misma letra que me alabó Alexandra Edwards en mi práctica en revista Paula. La misma Alexandra a la que está dedicada un libro de Roberto Bolaño que tiene un cuento cuyos personajes se reducen a la inicial.
Estamos reduciéndonos, estamos perdiendo nuestra tangibilidad.

jueves, 15 de enero de 2009

El mall de la salud

Hoy fui a tomarme un exámen a un centro médico ubicado en un mall. Tomé un ticket de estacionamiento, me estacioné, entré por Paris, vitrinié un poco y subí para que me sacaran sangre. Se podía pagar con tarjeta de crédito, de débito, efectivo y cheques. Había un cartel que lo decía. Una mujer se acercó a preguntarle a la mujer que me atendía, si le podía decir cuánto costaba un exámen para ir a sacar plata. La mujer que me atendía le dijo que no podía, que tenía que ingresarla. Pero que podía pagar con redcompra. A mi me salió gratis. Había un cartel que decía "Entrega de exámenes aquí" y una mujer le preguntó a la mujer que me atendía, dónde tenía que retirar el exámen. Después me sacaron sangre y me fui.
En la tarde fui al médico a una clínica que parece mall. Creo que es más grande que el mall. Había casi los mismos niveles subterráneos que en el mall. Y también se podía pagar con Redcompra, con tarjeta de crédito, cheque y efectivo. Pagué en caja, con Visa, y me dieron una boleta impresa, no escrita a mano. Era como de supermercado. Me llamaron por altoparlante, que fuera a la consulta 8.

miércoles, 14 de enero de 2009

Haz todo, haz nada

El egresado es un ente postmoderno generado por la incompletitud del siglo, de la sobreproducción de información que termina botada en los vertederos ilegales de China mientras los muertos de hambre se llenan la sangre de plomo.
El egresado ha pasado años de su vida metido en una universidad, aprobando asignaturas, llendo a clases, haciendo trabajos y ensayos. Pero llega un momento en que ya no puede considerarse "estudiante". ¿Es estudiante el tesista? es cesante, vagoneta, parásito del hogar paterno, flojo, cansado descansando.
Terminan relaciones, hay replanteamientos de proyectos de vida. Surgen las adicciones más sobremodernas, como la vigorexia, la tanorexia, compra compulsiva, depresión. Hay tiempo para ello y demasiado tiempo para pensar. Si se está en una relación de pareja, se corre el peligro de amoldarse en demasía al tiempo del otro que no tiene tiempo, o lo contrario, llevar sus niveles de irritabilidad al limite de lo saludable. Si el tesista está soltero, se plantea y replantea su soltería decidiendo un dia que no quiere saber nada del sexo opuesto, que viva el celibato que mejor se concentra, y decidiendo otro día que lo peor del mundo es salir de violinista que todo el mundo está emparejado que cuando yo. El disfrute diario se vuelve inasible, porque cada actividad "complementaria" lo aleja de su cometido tesístico y le pesa en la conciencia, pero cada vez que trabaja dice qué carajos, yo debería haber estudiado secretariado.
En el hacer nada hay una especie de contemplación, que no te da tiempo cuando tienes un rol definido en la vida (una ocupación que poner en un formulario). Las mañanas de casa, las rutinas de aseo que pasaban desapercibidas; el diarioooo el timbre sonando mil veces: el cartero, el estado del agua, del gas. El teléfono, con encuestas, ofrecimientos de créditos y de planes de telefonía. El metro fuera de la hora pic, la calle desierta, el mall vacío, el grano que no te miraste en la ducha diaria de 5 minutos. Y cuando ya no queda más que mirar para afuera, comienzas a mirar hacia adentro.

domingo, 11 de enero de 2009

No bote su voto

Mi prima Sara se casará el próximo Diciembre. Quiere ajustar la fecha de su matrimonio - que será en La Serena- para que no coincida con el fin de semana en que habrán elecciones presidenciales. Ella no vota, creo que su novio tampoco, pero padres, hermanos, tíos y primos - algunos amigos- sí lo hacen. Y es que con la reciente aprobación del proyecto de ley de inscripción automática, todos los mayores de 18 años - inscritos o no- podríamos formar parte del grupo de ciudadanos del país. Ahora que el deber cívico, o el derecho, de votar, se ha vuelto "más fácil". La participación, el decir "yo quiero que este sujeto me gobierne y no este otro" sería un trámite más. Es una lata; todo el país paralizado, generalmente hace calor, los periodistas tienen que hacer turnos especiales y la política se toma la crónica y las áreas de reportajes de los periódicos y canales de televisión. Pero, demonios, ¿cómo poder decir nada sin haber hablado en la elección?. Obvio que un voto no hace la diferencia, es lógica matemática pura. Y la democracia no es perfecta, pero es lo que tenemos. Si no puedes contra ellos, úneteles. Si no te gusta el sistema, cámbialo desde dentro. Cualquier otro intento será probablemente infructuoso - tal como concibes tu voto- pero además, puede ser reprimido, olvidado, afectar tu seguridad personal, etc. A nadie le importa aquellos a que no les importa. Tu voto es tu futuro, es tu presente, sea lo sea que salga. No importa que los candidatos sean malos, pésimos, estúpidos, ladrones, corruptos. No estás obligado a creerles. Pero elige, ahora que ni siquiera tienes que inscribirte. Levántate, agarra una micro y vota ese domingo. Después podrás decir, con toda propiedad, que la política es una mierda.