miércoles, 10 de diciembre de 2008
"Hay asientos"
Hoy fue día de vestido amarillo bordado a lo mexicano. Y día de freak-a-lo-forrest en el metro. Un tipo con sombrero stares at me como por 2 minutos. Lo miro con cara de cuál es tu problema, ok el vestido es llamativo, pero filo, míralo y go on with your life. Quedaban dos estaciones, casi me bajo. Resistí con valentía al mirón - que además usaba sombrero- y luego de Irarrázabal me hago con un rincón para continuar con "El abogado del diablo" de Morris West, ediciones Pomaire, perdido en mi casa por motivos que ignoro, encontrado luego de un profuso orden de un verano ocioso años atrás, y destinado a la lectura subterránea exclusivamente por un tema de tamaño, ya que Carpentier es un libro verde, tan verde y grande como el comercial "Que no sea el verde, que no sea el verde". En fin leo y el sombrereado se acerca y dice una frase notable "Hay asientos" -cosa que afortunadamente noté dada mi capacidad visual no limitada por la ceguera gracias a Dios. -Si sé, digo muequeando una sonrisa para que el pobre diablo - quizá era asperguer-autista o algún otro problema de desadaptación social que no era su culpa, como a veces a mi también me pasan desadaptaciones sociales. "Para que puedas leer más cómoda" agrega. "No gracias, me bajo a la próxima". Por suerte se sentó de espaldas a mi.
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2 comentarios:
Nada es lo que parece?
Entonces en qué depositamos la confianza?
Ni siquiera se puede confiar en tu afirmación
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