Antonio, estoy lista”
. ¿Segura de que quieres hacerlo? – Cómo nunca antes lo estuve. Siéntate aquí. Está bien. Antonio me miró con extrañeza, sin saber qué hacer. Lo has hecho muchas veces, le dije con una sonrisa totalmente descarada. Y él me dijo: “Sí, pero es tu primera vez”. Apenas me bajé de ese avión lo supe, es lo que quiero, y no me importa lo que piense mi madre al respecto. No será necesario contarle, ella lo verá con sus propios ojos.
Está bien, no te voy a mentir y decir que no quiero hacerlo.
Me senté en la silla y Antonio me dijo despacio “cuéntame” “tú sabes” – respondí-. Puso una canción romántica en el equipo de música, y muy suavemente primero, cada vez más rápido, me fue despojando de mi prisión corporal… fueron 20 minutos de intenso placer mutuo, en el cual ambos nos solazábamos, él de su experiencia, y yo, de mi inocencia de la primera vez, cada vez me sentía liberada, que estaba perdiendo algo pero que iba a ganar mucho más. Era el momento y ambos lo sabíamos a la perfección.
Cuando terminó, Antonio se alejó un poco y me dijo “estás preciosa”… extrañamente, no te ves más mujer, sino más niña.
No hubo miedo, esta vez pude llegar hasta el final sin vergüenza, obtener todo el placer y no quedarme con una sensación de incompletitud. Incluso llegué a pensar que Antonio no era el indicado, pero cuando lo llamé y me contestó, lo supe en su voz…
Cuando llegué a casa, mi madre me esperaba. Lo vio y lo supo todo, no tuve siquiera que decírselo. Antes de ofrecerme tomar el té, me felicitó por mi extremo corte de pelo.
miércoles, 25 de febrero de 2009
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